martes, 15 de enero de 2013

El desequilibrio del terror


Con países como Irán aspirando a ser potencias nucleares, el mundo teme por el acceso de las armas de destrucción masiva a los grupos terroristas. La amenaza que enfrentan los gobernantes del Siglo XXI y algunas pistas para entender el complejo entramado de los poderes nucleares hoy.

Corría el año 1949 cuando Igor Vasilyevich Kurchatov, líder de los científicos de la URSS, dio la orden que los convertiría en una potencia mundial: realizar la primera prueba nuclear, nombrada en código 'RDS-1',  en el campo de pruebas Semipalatinsk, hoy parte de Kazajstán.

Algunas de las partículas emitidas por la bomba de 22 kilotones fueron detectadas por Estados Unidos, que confirmó el 23 de septiembre de ese mismo año su sospecha más temida: el monopolio de la bomba atómica había sido quebrado.

Ese día comenzó oficialmente la guerra fría y con ella la Destrucción Mutua Asegurada, o sea el equilibrio del terror. A pesar del odio, acusaciones y enfrentamientos indirectos generados por estas dos grandes potencias del mundo, el choque nunca fue directo ni a través del uso de la bomba atómica. En otras palabras, el hecho de que ambas naciones hayan sido potencias nucleares trajo cierta estabilidad y orden al sistema, que se dividió en dos bandos hasta el año 1989 con la caída del muro de Berlín.

Sin embargo, el duopolio duró poco. Lentamente otros actores fueron uniéndose hasta formar el club nuclear, los cinco estados que hoy poseen armas de destrucción masiva “legalmente”: Gran Bretaña, Rusia, Francia, China y Estados Unidos.  Más tarde se sumarían dos estados con posesión declarada de armas: Pakistán e India.

Una vez finalizada la guerra fría, en 1996, se firmó el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés), con el objetivo de reforzar el Tratado de No proliferación de 1968. Sin embargo, el documento nunca fue ratificado por China, Corea del Norte, Egipto, India, Israel, Pakistán y los Estados Unidos, haciendo imposible que se convierta en una ley global. Mientras esto no suceda, es más probable que estos países realicen pruebas, tales como las que llevó adelante Corea del Norte en 2006 y 2009.

La importancia de las pruebas nucleares recae en que son el último eslabón de la carrera hacia la obtención de la bomba. Si un país realiza este tipo de pruebas significa que ya ha superado el proceso de obtención de materiales, experimentación y construcción. Los hechos de 2006 y 2009 fueron un gran desafío para la comunidad internacional, porque se demostró que la anarquía del sistema, su talón de Aquiles, permite que una nación más tenga la terrorífica arma que pone en vilo al mundo.

En el mismo sentido que Corea del Norte avanza Irán, que según estimaciones oficiales posee una capacidad de enriquecimiento de uranio del 20% y, a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña y Alemania por negociar una reducción, Teherán lo considera un derecho irrenunciable y se reserva la posibilidad de hacerlo "a todos los niveles" con "fines pacíficos", tal como indicaron sus representantes en una cumbre realizada en junio de 2012.

A partir del mes siguiente Irán recibió embargos financieros y comerciales por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, sus principales compradores de crudo, generando una crisis de alimentos y medicamentos entre la población iraní.

Como si todo esto no fuera suficiente, el Siglo XXI se ha presentado global y complejo, con nuevos actores robando protagonismo al Estado, como grupos criminales transnacionales  y grupos terroristas, que de acceder al poderío atómico a través de partidos políticos asociados a ellos, podrían generar una catástrofe que aterra principalmente a los Estados Unidos e Israel, blancos de organizaciones como Al-Qaeda. Vale recalcar que se sospecha también que Israel podría tener el arma atómica, teniendo, si esta suposición fuera cierta, capacidad de respuesta inmediata frente a un ataque.

Para paliar semejante complejidad, es necesaria a la ayuda de la tecnología, provista por la Comisión Preparatoria CTBTO, una organización con sede en Viena que gestiona el monitoreo en todo el mundo de pruebas nucleares, a través de sensores aéreos, terrestres y marítimos. De esta forma, cuando una bomba es probada en cualquier sitio, este grupo de científicos puede detectarlo y denunciarlo a la comunidad internacional.

Para que este control sea realmente efectivo, distintos organismos internacionales deberían reforzar su presencia en las fronteras para mejorar la vigilancia y el tráfico de materias primas para las bombas, ejerciendo un verdadero poder mundial en el anárquico sistema de naciones.

A pesar de todo lo dicho, probablemente la solución al peligro nuclear no sea la tecnología avanzada o el refuerzo de la seguridad. Tal vez la respuesta sea tan sencilla como planteó Ban Ki Moon, secretario general de la ONU: “la mejor manera de eliminar la amenaza nuclear en cualquier parte es mediante la eliminación de las armas nucleares en todas partes”.








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