sábado, 15 de enero de 2011

PAPÁ NOEL HA ETIQUETADO UNA FOTO TUYA


Se termina un fin de año en una nueva era, llena de mensajes de Twitter, etiquetas en Facebook y escraches navideños en videos de Youtube. El próximo año, ¿haremos la cena vía cámara web?

Desde que internet llegó al público en 1995, no ha hecho otra cosa que modificar las vidas sus usuarios. Primero con los e-mails, que revolucionarion la historia, luego los motores de búsqueda como Google, y hoy con la creación de un universo nuevo que es la web 2.0, la red que nos permite disfutar de aplicaciones interactivas como Facebook, Youtube o Twitter.

Este gran invento abrió la extensión humana a niveles inesperados, creando una comunidad global en la que los usuarios tienen la posibilidad de verse sin encontrarse, de quererse sin conocerse y de mantener conversaciones sin tener que abrir la boca.

Los festejos de fin de año no escapan a esta realidad. Si bien la cena es en familia, en la víspera abrimos nuestras cuentas de usuario y encontramos muchos mensajes, tarjetas en internet, e-mails, fotos, videos, twitteos y posteos de amigos, no tan amigos y hasta desconocidos.

Esto nos lleva a preguntarnos por qué proliferan en la web relaciones que afuera no se darían, y una razón posible es porque el contacto está mediado. La frialdad y la distancia de la computadora eliminan el pudor y la vergüenza el encuentro entre dos personas, permitiendo la exposición de uno ante el otro sin  mayores problemas.

A la vez, esta pseudo-conexión que se crea puede sugerir, o simular la verdadera conexión humana, pero dificilmente consiga el comfort del contacto real con un amigo, pariente, conocido o cualquier ser querido.

Como dijo Marshall Mc Luhan, teórico de la comunicación, “el medio es el mensaje”, y con esto se refería a que las características de cada medio limitan y tergiversan lo que se quiere decir, a tal punto que finalmente pasa a ser más importante el medio que el contenido del mensaje.

No es lo mismo escribir una carta, mandar un mensaje de texto, hablar por teléfono, dejar un mensaje en el muro o escribir un e-mail. Todos ellos tienen reglas implícitas que aprendemos con el uso, pero que regulan severamente todo aquello que en ese mensaje aparecerá como contenido.
                      
Es así que en internet, un medio en el que prima la sensación de cercanía y privacidad pero que en realidad se caracteriza justamente por la distancia de las relaciones y la publicidad de todo lo que se dice, los mensajes siempre tendrán algo de irreales, ya que su propia emisión está basada en un escenario solamente posible dentro de la web, el escenario de la realidad virtual.

Y es en este escenario que nos exponemos al máximo y permitimos que tantos usuarios de la web vean con quién pasamos las fiestas, qué opinamos de ellos, qué hizo cada uno y hasta logremos que algún pariente se haga famoso con la filmación de una borrachera ocasionada por tanto brindis.

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