lunes, 22 de agosto de 2011

Khadafi game over


El líder libio que ocupó 42 años en el poder de ese estado se encuentra cercado por las fuerzas insurgentes y la condena de su pueblo. Luego de siete meses de lucha sangrienta entre rebeldes y militares, los insurgentes han tomado la capital y ahora Libia avizora un proceso de reorganización político-militar. Mientras, occidente debate los fines de la intervención y las posturas que debe tomar ante tales hechos.
El líder libio Muammar Khadafi 

(Buenos Aires - Entrelíneas) El juego que comenzó el 15 de febrero de 2011 se acerca a su fin luego de varios meses de lucha intensa, intervenciones de la OTAN, muerte de cientos de civiles y militares, éxodos populares y serias afectaciones personales al dictador Muammar Khadafi.

Las fuerzas rebeldes comenzaron el sábado 20 de agosto la “operación sirena”, un ataque invasivo a la ciudad de Trípoli que dejó un saldo de 1.300 muertos y 5000 heridos y que dio como resultado el acceso de los insurgentes a la capital, aún controlada por las fuerzas de Khadafi.

El gobierno rebelde, autodenominado Consejo Nacional de Transición (CNT), logró apresar a tres de los hijos de Khadafy en este ataque, que luego serán llevados a la Corte Penal Internacional para ser juzgados por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el régimen militar de su padre. El mandatario continúa prófugo y se estima que podría buscar asilo en alguno de sus países allegados.

Sin embargo, la situación en Libia y sobre todo en su capital sigue siendo de alta conflictividad. La lucha lleva más de 10.000 muertes y generó el éxodo de 100.000 refugiados, sin contar los miles de heridos. Entre el saldo de muertes se contabiliza a un hijo y tres de los nietos de Khadafi, cuando su casa fue destruida en un ataque de la OTAN el pasado 5 de agosto.

La insurgencia en Libia formó parte de lo que se llamó “la primavera” del Mundo Árabe, en la que hubo un fenómeno de contagio entre los países de la región que comenzó en Túnez y luego tuvo lugar principalmente en Egipto, Libia, Bahrein, Yemen, Siria e Irak, con aflicciones no graves o de bajo impacto en otros 13 países.

La primavera repercutió en la economía de todo el mundo dado que estas naciones tienen los mayores recursos petrolíferos mundiales, y en los organismos de Derechos Humanos, que debatieron si era correcta la intervención del mundo occidental.

En un principio los rebeldes libios pidieron que no hubiera intervención pero sí exclusión aérea, que luego fue aprobada por la ONU para evitar que los aviones de guerra del régimen perpetraran ataques aéreos. Sin embargo, la exclusión no fue suficiente y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) decidió intervenir para dar apoyo al “proceso de democratización”, un término difícil de aplicar en una situación como ésta, dado que es poco probable que luego de la revolución se logre llegar a un gobierno democrático como se lo entiende en occidente, tanto en Libia como en los demás países árabes

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