lunes, 12 de septiembre de 2011

Ecos del 11-S

Hace 10 años el mundo se conmocionaba por la caída del emblema de la ciudad de Manhattan: las Torres Gemelas. Hoy, entre hipótesis conspirativas, miedo por una posible re-edición del terror y ánimos de construir sobre el dolor, el pueblo estadounidense recuerda a las 2.757 víctimas.


(12 de septiembre - Nueva York) El atentado que fue el hito principal de la "Guerra contra los Cruzados " de al-Qaeda acaba de cumplir diez años. Corresponde al mundo mirar hacia atrás y recordar a los 2.757 muertos del país, por ese entonces, más importante del globo. 


 El día que cayó el edificio del World Trade Center, la esperanza de que en un mundo tan desigual los países desarrollados podían vivir en paz se derrumbó con ellas. El hecho fue ideado por un joven talibán, que combinó lo mejor de su entrenamiento en la CIA con una importante fortuna familiar y una red de contactos poderosos.


 De esta forma logró crear la organización terrorista al-Qaeda que promulgó la "jihad" o guerra santa de una manera tan clara y doctrinaria que sus partidarios estaban dispuestos a morir por ella, frente a la posibilidad de una nueva vida en el Paraíso.


 La caída de las torres marcó un antes y un después en la historia de Estados Unidos porque fue el punto inicial del contraataque: la guerra de Irak. Se estima que la invasión de Irak y Afghanistan costará en total al gobierno de los Estados Unidos unos 4 trillones de dólares, sumando las pensiones a los veteranos de guerra. Esta guerra endeudo al estado y se propone como una de las tantas causas de la actual crisis económica.


En las cifras humanas, hasta hoy 6000 soldados han muerto en el campo de batalla, aunque es más difícil saber cuántos civiles murieron en los países islamitas.


 Hoy, a cuatro meses de la muerte de Osama Bin Laden, los Estados Unidos rememora esta fecha entre pedidos extremos, como el pastor de Florida que propuso quemar ediciones del Corán, y teorías conspirativas que aseguran una relación entre el presidente Bush y el atentado.


 La comunidad internacional, mientras tanto, observa como el gigante de luto pierde su fuerza poco a poco por los ecos de esa fatídica fecha que aún resuenan en las calles de Manhattan.

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